En 1892, Pere Mur fundó en el barrio del Raval barcelonés un pequeño negocio de muebles de segunda mano.

Utilizaba enea silvestre procedente de la cercana desembocadura del río Llobregat para reparar los asientos de las sillas antes de revenderlas. En otras ocasiones necesitaba tireta de junco, y adquiría el material, procedente del sudeste asiático, a través de importadores europeos.

Durante sus viajes por Europa, Pere descubrió otros materiales y fibras naturales, que comenzó a importar y distribuir también entre los cesteros y fabricantes de muebles locales.

En 1926, su sobrina Marta Valls dio continuidad al negocio. Años más tarde, sus hijos Miquel y Pere Mas expandieron horizontes.

A partir de los años 60 del siglo XX, seleccionaron e importaron materias primas de primera calidad directamente desde el sudeste asiático, proporcionando a la naciente industria del mueble español de caña un gran abanico de posibilidades.

Durante los años 70, Mas Valls aportó fibras naturales y revestimientos vegetales a una nueva generación de diseñadores e interioristas que hicieron de estos materiales su seña de identidad. Entre otros, los materiales de Mas Valls han servido para dar forma a objetos ya clásicos del diseño barcelonés, desde la primera versión de la lámpara “Cesta” de Miguel Milá (1961) al sillón “Tina” de Benedetta Tagliabue (2013) entre otros.

Más recientemente, Mas Valls se ha especializado también en el suministro de materias primas y tejidos de origen vegetal para interioristas, fibras para talleres de manualidades, difusores de ratán para laboratorios de perfumes, pérgolas de trenzados naturales, revestimientos para techos y murales, etc.

Son trece décadas manteniendo íntegro el interés por la fibra natural, con una actitud apasionada por la búsqueda de nuevos materiales.